Siempre me ha encantado la decoración cuidada, los detalles en cualquier momento, o esa composición entre sentidos y ambientación que te hacen llevarte un recuerdo perfecto para siempre.
Desde ya hace un tiempo, siento verdadera adoración por las mesas bien puestas. Una mezcla entre sutileza, delicadeza y composición. Una combinación entre lo natural y lo nostálgico, que se plaga de detalles para sorprender a nuestros invitados.
No siempre es necesario cumplir con grandes estridencias, con caras vajillas, o centros de mesa de encargo, a veces es tan sencillo, como plantearnos un estilo, buscar entre los armarios y plasmar esa naturalidad y perfección para nuestros comensales.
Hoy os dejo con una así, delicada, vintage y muy natural. Con elememtos sencillos, como unas plantaciones a lo largo de esta, velas y una vajilla intercalada entre textiles tan sobrios y perfectos como el lino y el algodón.
¿A vosotros que os parece?
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